La petanca ya no es de abuelos, hasta Dua Lipa juega a ella

Incluso las pasarelas de moda están empezando utilizar la petanca como un símbolo de gusto y clase

La petanca, ese deporte que siempre juegan los jubilados y abuelos en el parque, se está poniendo de moda. No lo decimos nosotrxs, lo dice la mismísima Dua Lipa. Durante la celebración de su cumpleaños en Ibiza, compartió imágenes jugando a la petanca con amigos, lo que generó una especie de FOMO en gran parte de sus fans.

Lo cierto es que cualquier cosa que haga Dua Lipa de repente adquiere otro tinte. Por lo que de repente, jugar a la petanca en Ibiza (ojo, en Ibiza, no en el parque de debajo de tu casa) adquiere un “glamour” que no tienen los jubilados con sus tirantes.

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Por si no fuera poco, ahora la petanca también se está convirtiendo en una especie de referencia para la alta costura en el mundo de la moda. Marcas como Paloma Wool han incorporado este juego en sus desfiles, utilizando una pista de petanca como escenario para presentar sus colecciones. Esta integración de un deporte tradicional en un contexto de alta moda no solo eleva el estatus de la petanca (deporte popular), sino que también la convierte en una marca de estatus. Como quien juega al polo o al golf.

La moda ha estado redefiniendo su relación con los deportes, especialmente en un contexto pospandémico donde el contacto con el exterior y las actividades al aire libre se valoran más. La petanca, al ser un deporte que se puede practicar al aire libre y no requiere una indumentaria específica, encaja perfectamente en esta nueva valorización de la vida física y comunitaria, alejándose de las pantallas. Este aspecto de la petanca la convierte en una actividad accesible y genuina, atractiva para aquellos que buscan experiencias auténticas y comunitarias.

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Aunque claro, si ahora se la empiezan a apropiar las grandes marcas y los famosos lo más probable es que deje de ser un deporte popular y económico. Es lo mismo que pasa con la gourmetización de comidas históricamente populares como el kebab. De repente el típico kebab de toda la vida que te costaba cuatro euros ahora cuesta hasta 10 en un nuevo local fancy porque lo ha convertido en “gourmet” solo porque le ha añadido un poco de trufa.

El deseo de autenticidad es otro motivo por el interés que despierta la petanca. Seguramente es el único deporte (o era) que Internet aún no había devorado. En un mundo donde la globalización y la viralidad a menudo homogeneizan las experiencias, la petanca representa una actividad local y familiar, cargada de historia y tradición comunitaria.