Por qué te comportas diferente cuando te observan

El efecto de la mirada te impulsa a ajustarte a lo que otrxs esperan de ti

¿Presumes de que eres una de esas personas íntegras que se comportan exactamente igual cuando están solas que cuando están rodeadas de otras personas? La ciencia dice que eso es imposible. Y lo es porque como ser humano que eres estás sujeto desde tu mismo nacimiento hasta el día de tu muerte al fenómeno conocido como el efecto de la mirada, por el cual, explica en un artículo para The Conversation David Bueno, director de la Cátedra de Neuroeducación UB-EDU1st de la Universitat de Barcelona, “tendemos a comportarnos en función de cómo pensamos nosotros que las personas que nos observan creen que debemos comportarnos”. Está inscrito en tu genética.

Qué pasa cuando lo sabes

Porque este fenómeno no es cultural. En palabras de este mismo especialista, “saber que estamos siendo observados activa los sistemas atencionales de nuestro cerebro, tanto los automatizados, que se encuentran en el tálamo, como los reflexivos de la corteza prefrontal”. El tálamo, por un lado, es una región cerebral que se activa cuando ocurre algo que es muy relevante e incrementa tu nivel de consciencia. La corteza prefrontal, por otro lado, es la encargada de administrar la atención voluntaria, por lo que su activación aumenta todavía más esa autoconsciencia. En otras palabras: ambas contribuyen a que seas muy autoconsciente de tu alrededor y de lo que haces.

Precisamente por esto tu versión observada es tu versión más cívica y buena. Como escribe Bueno, “esta conciencia adicional favorece una autorregulación más estricta de nuestro comportamiento, una inhibición de lo que nos gustaría hacer o de nuestros impulsos, para evitar la desaprobación de nuestro entorno o posibles consecuencias negativas derivadas de un comportamiento inapropiado”. No, por más que suelas presumir de ello, no eres exactamente igual cuando estás contigo mismx que cuando tienes gente a tu alrededor. Sean quienes sean. Tu instinto humano lo impide. Es un mecanismo que ha permitido a la especie socializar a alto nivel durante miles de años.

Cuidado con cómo te comportas

Pero ojo: esta adhesión inevitable a las normas sociales también puede llevarte a comportarte mal, incluso de manera contraria a tus valores, cuando las personas que te observan esperan que hagas algo malo. Es la presión social. Pero una que no se manifiesta solo desde el exterior, sino que también lo hace desde tu propio cerebro por espíritu de adaptación y supervivencia. Quizá por eso fumaste tu primer cigarrillo hace tiempo. O bebiste esos chupitos que en verdad no querías. Ser consciente de este mecanismo natural de tu cerebro es importante para no dejarse llevar por él automáticamente. Un poquito de reflexión y autodisciplina puede ayudarte a contrariarlo en el momento adecuado.