Tres poemarios, 17 novelas, dos obras teatrales, cinco ensayos y nueve memorias conforman el testamento literario de Paul Auster. El escritor de Nueva Jersey, Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia en 1992 y Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2006, ha fallecido este martes a causa de un cáncer del pulmón que su mujer, Siri Hustvedt, anunció públicamente hace un año. Su muerte se produce meses después de publicar Baumgartner, un viaje a través de los recuerdos que muchos ya interpretaron como una despedida.
Debutó en 1976 con Jugada de presión, libro que firmó bajo el pseudónimo de Paul Benjamin, pero la popularidad le llegó en 1985 con La trilogía de Nueva York, una serie que agrupaba los tomos Ciudad de cristal, Fantasmas y La habitación cerrada. De estilo sencillo, aunque laberíntico e introspectivo, ha reflexionado sobre la pérdida, la riqueza, la identidad y la desposesión con una crudeza que ha arrastrado a millones de lectores en todo el mundo. No en vano su obra ha sido traducida a más de 40 idiomas. A continuación, diseccionamos las cinco que más huella han dejado.
‘Brooklyn Follies’
Hay quien considera Brooklyn Follies como la obra que mejor representa el carácter de Auster, pues contiene elementos clásicos que se han ido repitiendo a largo de su trayectoria. En este caso, el protagonista es un hombre solitario que ha sufrido un cambio desafortunado, lo que permitió al autor reflexionar sobre la ciudad como refugio.
A lo largo de sus páginas, el lector descubrirá que Nathan Glass ha sobrevivido a un cáncer de pulmón y a un divorcio tras 33 años de matrimonio. Así que decide regresar a Brooklyn, el lugar donde nació y pasó su infancia. Quiere vivir allí lo que le queda de vida. Hasta que enfermó era un próspero vendedor de seguros. Sin embargo, ahora que ya no tiene sobrevivir, piensa escribir El libro de las locuras de los hombres. En él contará todo lo que pasa a su alrededor.
‘El libro de las ilusiones’ (2002)
David Zimmer, un profesor de Literatura de Vermont, se pasa los días bebiendo y meditando sobre el instante en el que su vida estuvo a punto de no cambiar radicalmente: aquel día en que su mujer y sus hijos todavía no habían subido al avión que estalló más tarde. Hasta que una noche, sin querer, algo le hace reír. Se trata de Hector Mann, uno de los últimos cómicos del cine mudo. Entonces, comenzará una investigación para escribir un libro sobre él.
En este homenaje al mundo del cine, Auster confirmó su pericia para dar a sus protagonistas un rol mayor en cada historia. De este manera, el lector puede pensar, en determinados pasajes, que es Zimmer el verdadero autor del libro.
‘Un hombre en la oscuridad’ (2008)
Repleta de espejismos, giros y conflictos, Un hombre en la oscuridad narra la batalla mental de August Brill: tiene 72 años y se está recuperando en la casa de su hija tras sufrir un accidente de coche. No puede dormir, así que decide inventar historias que le ayuden a olvidar la reciente muerte de su esposa y el horroroso asesinato del novio de su nieta.
En una de ellas, imagina un mundo paralelo en el que Estados Unidos no está en guerra con Irak sino contra ellos mismos. En esta América alternativa, por ejemplo, las Torres Gemelas no cayeron y los resultados de las elecciones del 2000 llevaron a la secesión. Un juego de realidades que Auster conjugó para entender el contexto socio político que nos rodea.
‘El palacio de la luna’ (1989)
Inspirado en Marco Polo y Phileas Fogg, el escritor armó un personaje lleno de aristas capaz de afrontar la compleja situación que estaba por enfrentar: de padre desconocido y madre fallecida, el joven fue acogido por su tío Víctor, un hombre excéntrico que se ganaba la vida tocando el clarinete en orquestas. Cuando éste muere, entra en un terreno aún más peligroso: sólo tiene dinero para sobrevivir unos meses más y, poco a poco, irá cayendo en la indigencia y la soledad.
Con el poso de las novelas de aventuras, El palacio de la luna se convirtió en una referencia literaria sobre la paternidad y la impostura, pero también en una genuina ficción sobre la necesidad de prosperar, revivir, crear...
‘La trilogía de Nueva York’ (1985-1987)
Ciudad de cristal, Fantasmas y La habitación cerrada conforman la trilogía que catapultó a Auster al Olimpo literario. Publicada entre 1985 y 1987, cuenta la historia de Daniel Quinn, un escritor de novela policiaca que por error empieza a trabajar como detective. A lo largo de la trilogía, a medio camino entre el ensayo y la ficción, el autor desarrolla un universo de símbolos, sorpresas y guiños con tintes metafísicos.
En la primera parte, Ciudad de cristal, una llamada telefónica envolverá al literato en una enrevesada trama de liberación. Fantasmas, por su parte, cuenta las vicisitudes de un detective atrapado en el caso más extraño de su carrera. Y, finalmente, La habitación cerrada relata el encuentro de una persona con sus demonios a raíz de la desaparición de un amigo de la infancia.