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Era el año 1997 cuando el capitán y oceanógrafo estadounidense Charles Moore descubrió indignado cómo su velero, durante una regata por el Pacífico, cruzaba a lo largo de jornadas enteras una inmensa superficie repleta de basura plástica. De hecho, su barco tardó siete días en cruzar lo que a partir de entonces se denominó ‘superisla de plástico del Pacífico’.

Hoy en día, casi treinta años después, aquella isla plástica está adquiriendo ya proporciones de continente, pues según las últimas estimaciones ya es tres veces más grande que la Península Ibérica, con una extensión aproximada de 1,6 millones de kilómetros cuadrados. Y sigue creciendo, porque la humanidad lanza a los mares y los ríos el equivalente a 2.000 camiones cargados de basura plástica todos los días.

Además, no es la única superisla de plástico que hay en nuestro planeta. Por desgracia, ya hay contabilizadas siete de estas gigantes acumulaciones de residuos, si bien la del Pacífico es la mayor. Según un artículo publicado en la revista Nature en 2018 y actualizado en 2023, la mancha plástica que hay entre Hawai y California (EEUU) acumula nada menos que 80.000 toneladas de este material. Ahora bien, tal y como recuerda la Administración Nacional de los Océanos y la Atmósfera (NOAA) de EEUU, no hay que pensar que se trate de una masa compacta de botellas, bolsas, redes, envoltorios y otros objetos reconocibles. Por el contrario, consiste básicamente en pequeños trozos procedentes de la fragmentación de este tipo de objetos, aunque también hay concentraciones de elementos de mayor tamaño.

Estacionaria por las corrientes marinas

¿Cómo ha llegado a formarse esta gran masa? En esta parte del planeta existe un punto en el convergen las corrientes marinas del Pacífico Norte, de modo que las aguas se mantienen prácticamente estáticas. Es así como se ha ido formando esta gran acumulación de basura plástica, como ocurre en realidad en los otros casos conocidos del planeta. Según van fragmentándose y degradando por efecto de la erosión, la radiación solar y otros factores, estos trozos de basura plástica van haciéndose más pequeños y convirtiéndose en microplásticos. De hecho, se supone que, de los 1,8 billones de fragmentos de los que está compuesta la mancha del Pacífico Norte, un 94% son microplásticos.