Echar un polvo digno de ser recordado durante los años venideros no depende de posturas imposibles, lujurias desenfrenadas o lubricantes sabor primavera. Las claves del buen sexo, según cuenta el psicólogo Gregg Henriques en un artículo para posturas, están en nuestro comportamiento psicológico. Para afirmar esto, el especialista se basa en un estudio de la investigadora sexual Peggy Kleinplatz, que a través de detalladas entrevistas con 75 personas pudo aislar las variables que de verdad influyen en la calidad del posturas. Y son estas ocho:
1. Atención plena
Lo primero que descubrieron Kleinplatz y su equipo es que estar completamente presente durante el sexo es fundamental. Y no, no hablamos de pararse a meditar mientras echas un polvo, sino a tener los sentidos puestos al cien por cien en la experiencia. Nada de pensar ni de anticiparse ni de preocuparse por nada. Simplemente estar sumergido y fluir.
2. Sincronización
A veces la sincronización sexual entre dos personas es innata y otras veces va mejorando con los polvos echados. Otras parejas sexuales no llegan a experimentarla nunca. Y es una pena porque, según el estudio de Kleinplatz, no hay sexo glorioso sin ella. La sensación de ir acompasados, de respirar sincronizados, de fluir al mismo ritmo y en la misma dirección, resulta esencial.
3. Intimidad profunda
Claro que puedes acostarte con alguien que acabas de conocer o con el que no sientes una confianza demasiado grande. Pero resulta complicado tener sexo del bueno en esas condiciones. O, al menos, eso es lo que explicaron las personas entrevistadas por Kleinplatz, que señalaban la seguridad, el respeto, el cuidado mutuo y el sentirse aceptados como requisitos básicos.
4. Comunicación
No solo a nivel verbal, que también, pues es muy importante expresar lo que quieres, escuchar con atención qué quiere la otra persona y jugar con la carga erótica de las palabras. Sino también la comunicación no verbal. Que haya un grado de empatía suficiente entre ambas personas como para comprenderse mutuamente mediante el tacto o la mirada.
5. Autenticidad
Según la mayoría de participantes en el estudio de Kleinplatz, para que haya buen sexo es necesario que quienes lo practican puedan sentirse libres. Para experimentar, para ser impulsivos, para abrirse emocionalmente. La capacidad de desinhibirse y ser honestos con uno mismo y con la otra persona facilita enormente que se produzcan experiencias sexuales óptimas.
6. Sentido del humor
Mal empiezas si comienzas a reírte de alguien nada más desnudarse. Pero el sexo también incluye a veces situaciones cómicas o ridículas. Que la atmósfera sea lo suficientemente lúdica y relajada como para poder reiros juntos de esas situaciones, en lugar de obviarlas o quedarse atascados en ellas, fue descrito por los participantes del estudio como un elemento clave.
7. Vulnerabilidad
Muy relacionado con la autenticidad, poder mostrarte tal y como eres conduce en cierto modo a tu vulnerabilidad. Estás desnudo ante la otra persona. Física pero también emocionalmente. Y esa sensación de poner todo tu ser en manos de tu pareja sexual, sin filtros ni tabúes, entregado, diferencia el sexo ordinario del excelente.
8. Trascendencia
El ingrediente más difícil de explicar para los participantes del estudio y, sin embargo, muy recurrente. Ellos lo describieron como una felicidad espiritual, una sensación de sanación interior, una entrada a un universo atemporal. Si nunca la has experimentado, ya estás tardando en aplicar los siete ingredientes anteriores en busca de este último, la cumbre del polvo legendario.