Hace días que se viralizó un vídeo en el que se preguntaba a diferentes mujeres si preferían quedarse a solas en medio del bosque con un hombre o con un oso. Y todas, pero absolutamente todas, respondieron que preferían antes el oso que el hombre. Una respuesta que a muchas no nos sorprendió, pero que a la mayoría de hombres les voló la cabeza. Incluso se sintieron ofendidos.
A raíz de ese cuestionario y de las quejas de los hombres ante la unanimidad a favor del oso, en TikTok se ha viralizado un ‘trend’ explicando qué no haría el oso en contraste con casos reales de crímenes machistas y violaciones que han cometido hombres. Tristemente, es cierto que un oso no te violaría, no te mataría lentamente para hacerte sufrir, no jugaría con tu mente, no escondería tu cuerpo y un largo, etc.
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Una tendencia que va más allá de las pantallas
El ‘trend’ del oso sirve muy bien para reflejar todo ese imaginario que aún forma parte del día a día de las mujeres y que los hombres no se han tenido que plantear ni una sola vez. El reto del oso también es una versión más hardcore de lo que viven muchas mujeres cuando vuelven solas por la noche y deciden cambiarse de acera cuando ven a un hombre o un grupo de hombres. No sabes qué puede hacer esa persona contigo y por desgracia las estadísticas de la violencia sexual no son nada halagüeñas.
En su libro, Teoría king kong, Virginie Despentes relata muy bien lo que es este miedo mortificante y paralizante. Que no solo lo desarrollas a partir de ver las noticias, sino que forma parte de tu socialización como mujer. Aunque se hace para prevenir y con buena intención, las enseñanzas que recibimos ya crean un imaginario del terror que también es muy útil al patriarcado.
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En su libro, Despentes narra que siempre iba con una navaja encima y que ya la había usado para pelearse diversas veces. Aun así, cuando se encontró sola en medio de la nada con un grupo de chicos no pensó en usar la navaja contra ellos, a pesar de que era buena. Simplemente, se quedó paralizada, y explica como incluso pensó que “por favor no encuentren la navaja que llevo en el bolsillo”. Por el miedo a que la pudieran usarla en contra de ella. Despentes se quedó paralizada y acabó siendo violada. La reflexión que hacía ella es como este miedo a la violación y a la violencia de los hombres, tan real y tan justificado, también es una herramienta de control sobre las mujeres.
El ‘trend’ del oso es una expresión de este miedo que se alimenta de años de represión y violencia de los hombres hacia las mujeres. La sorpresa de los hombres ante la respuesta no deja de ser un reflejo de esa frase tan conocida: si no ves la violencia es que eres tú quien la está ejerciendo.