¿Recuerdas esa noche de fiesta en la que desfasaste y acabaste potando en una esquina? ¿O aquella otra en la que ibas simplemente un poco piripi y te pusiste a hacer el tonto? Bien, pues puede que alguno de esos momentos hayan sido grabados por desconocidos y colgados en una cuenta de Instagram con miles de seguidores, donde se dedican a publicar vídeos de mujeres que salen o vuelven de fiesta.
Se trata de un perfil de Instagram que ha encontrado la creadora de contenido Mara Mariño (@meetingmara) y donde la cosificación y la señalización están bien latentes.
La creadora de contenido no ha hecho público el nombre del perfil, pero sí que ha mostrado a través de TikTok algunos de los vídeos que se publican en esta cuenta. Muchos de estos no solo captan a las mujeres en situaciones de vulnerabilidad, sino que las exponen sin su consentimiento. Una vez más, nos encontramos con la mirada masculina sobre los cuerpos femeninos desde una perspectiva que deshumaniza y solo nos ve como “carne”.
@meetingmara Nueva forma de cosificarnos. Ya ni a la calle podemos salir tranquilas... El blur y las florecitas de las caras las he puesto yo para proteger las identidades de las damnificadas, porque el que sube estos vídeos no se preocupa por el hecho de que sean perfectamente reconocibles 😤 #acoso #acosocallejero #catcalling #salirdefiesta #fiestadeamigas #plandeamigas #amigadatecuenta #amigas #mejoresamigas #noestassola #yositecreo #mujeresunidas #sororidad #sorority #lookdefiesta #partyoutfit #partylook #ropadefiesta #cosificacion #fyp #foryoupage #parati #alerta ♬ sonido original - Mara Mariño
Una red de comentarios machistas
Según explica la tiktoker, la sección de comentarios aún es peor, donde la mayoría son hombres babeando y comentado sobre el físico de las mujeres. Inclusa el anonimato de la calle ya no parece ser un espacio seguro cuando eres mujer. Ya no solo son las paranoias y los miedos de salir de fiesta que muchas cargamos con nosotros, sino que ahora se le suma el hecho de no saber en qué momento te podrán grabar y subir a una cuenta.
Al ver esta cuenta, otro de los pensamientos inevitables que vienen a la cabeza es qué se estará compartiendo en esos chats privados y de solo hombres. Qué vídeos, sin pixelar, estarán rulando sin que ni siquiera lo podamos ver.
Este tipo de perfiles reflejan hasta que punto algunos hombres todavía se creen con poder sobre el cuerpo de las mujeres. A pesar de ser muy diferente, hay un fino cordel que conecta este tipo de grabaciones con la creación de deepfakes combinando rostros de mujeres sin su consentimiento con vídeos porno. Sigue siendo lo mismo: la sensación de poder usar algo tan propio como es el cuerpo y la cara para utilizarlo no solo a su antojo, sino también desde una perspectiva cosificadora.
El problema no es el espacio público, sino cómo sigue siendo entendido como un lugar de derecho únicamente por parte de un grupo de la sociedad. Y lo mismo está pasando con Internet y las redes sociales.