El miedo de los hombres al término bisexual

Heterodivertido o heterocurioso resulta mucho menos amenazante

Una encuesta sobre sexualidad llevada a cabo en Estados Unidos por el Pew Research Center reveló una curiosa realidad: en palabras del profesor emérito de Desarrollo Psicólogico Ritch C. Savin-Williams, de la Universidad de Cornell, quien ahonda en la situación general de la bisexualidad en la revista especializada Psychology Today, “en todas las generaciones muchas más mujeres que hombres se identifican como bisexuales”. Sin embargo, nada hace pensar que haya realmente una disparidad en los porcentajes de bisexuales en ambos sexos, lo que inevitablemente conduce a una interpretación nada sorprendente: los hombres tienen mucho más miedo de la etiqueta.

Y cualquier hombre bisexual puede testimoniarlo. En mi caso, y como tantos otros, siempre me sentí mucho más liberado utilizando términos como heterodivertido o heterocurioso que bisexual, incluso cuando ya había tenido relaciones sexuales con hombres. Sobre todo porque nunca he llegado a sentir por los hombres el nivel de atracción sexual que siento por las mujeres. Pero esto no indica que no sea bisexual: como dice el propio Savin-Williams, “muy pocos hombres, incluidos aquellos que se identifican como bisexuales, sienten la misma atracción por hombres y mujeres”. Sí, me gustan más los coños que las pollas, pero me gusta todo en menor o mayor medida.

Lo curioso es que cuando decidí dar el paso de llamar a las cosas por su nombre, y declararme como bisexual, mucha gente que me conocía de toda la vida seguía diciéndome cosas tipo anda ya, hombre, tú eres heterocurioso, que no es lo mismo. En parte, creo, porque esa gente, hombre todos ellos, se negaban a concederme una etiqueta que automáticamente podría haberle caído a ellos al aceptar mi tesis. Y es normal, de verdad. Especialmente si tu principal target son las mujeres: tenemos ese miedo profundo a que sentirnos atraídos por otros tipos resulte en una visión menos masculina de nosotros y dejemos de ser sexualmente competitivos para ellas. Es un lío mental.

A mí me costó decírselo a mi novia. Cambiar el sí, aquella noche con aquel tío fue un experimento por el sí, soy bisexual. Me preocupaba que le dejara de poner. Y, aunque no pasó, si hubiera pasado no habría sido problema mío. Y lo mismo te digo a ti. Según Savin-Williams, “puedes tener un componente leve o importante de bisexualidad, puedes fluctuar a lo largo del tiempo, pero eres bisexual por tu atracción hacia ambos sexos”. Y no merece la pena camuflarlo o minimizarlo a estas alturas. Estamos en 2024 y a nadie le importa ya. En cualquier caso, son tus etiquetas y usa las que te dé la gana. Yo simplemente te informo de que se vive muy a gusto sin teatros.