La libido es una cuestión compleja en la que pueden influir negativamente infinidad de factores: como bien señalan en este artículo de El Periódico, algunos de los más importantes son la falta de autoestima, los niveles muy altos de estrés, la mala higiene del sueño, una pobre alimentación y el consumo de alcohol y de otras drogas. Y eso por no hablar de las caprichosos vaivenes hormonales que tienen lugar en el interior de tu cuerpo. No obstante, cuenta el psicólogo especializado en sexo Eric Fitz en su ensayo The Better Man: A Guide to Consent, Stronger Relationships and Hotter Sex, existe un factor aún más matalibido que todos los anteriores: se trata de la presión.
Una presión que puede surgir en tu cerebro por muchas razones. Quizás porque sientes que tienes que hacer determinadas cosas en la cama que en realidad no te apetece hacer. O tal vez porque te acercas al sexo con una necesidad imperiosa de hacer que la otra persona disfrute y llegue sí o sí al orgasmo. O simplemente porque sabes que la otra persona espera de ti que estés receptivx sexualmente. En contextos así, e incluso aunque todo lo demás esté bien y tu libido pudiese estar a tope, tienes el deseo sexual de una estantería. Como explican desde Trendencias, medio que difunde la teoría de Fitz, “a más presión, menos deseo”. Es una actitud contraproducente de tu pareja.
Evita hacerte las típicas preguntas
Aunque a veces esa presión ni siquiera viene de ella. Como cuando vivís juntos y lleváis dos semanas sin follar y empiezas a rayarte pensando que algo va mal entre vosotros y que deberíais follar cuanto antes. En situaciones así eres tú mismx quien se echa encima toda esa presión, lo que tan solo genera más frustración y más confusión. ¿Será que ya no me atrae? ¿Qué está pasando? Lo recomendable, una vez más, es hablar tranquilamente del tema. Porque en realidad no es para tanto. Al fin y al cabo, “no podemos pretender que la persona con la que compartimos nuestra vida y nuestra cama tenga el mismo deseo que nosotros todo el tiempo”. A veces se producen asincronías. Y ya está.
¿Pero qué ocurre si eres tú quien se siente rechazadx sexualmente porque su pareja se encuentra en una sequía de libido? Pues que, según el autor, es probable que tengas unas cuantas respuestas erróneas como resentirte, enfadarte e incluso aplicar un silencio castigador. Todo mal. “Ese patrón negativo contamina cualquier invitación, oferta o iniciación de relaciones sexuales dentro de una relación que venga después. Cuando tu pareja se siente presionada, no hay lugar para que tenga su propio deseo porque tu deseo está acaparando toda la atención”. Siente como si creyeras que solo importas tú. Y evidentemente no es así. Sois un equipo. Debéis trabajar juntxs.