Los precios de los alquileres están desatados. No es una nueva noticia. Para empezar, los datos que tenemos sobre el precio de los alquileres no llegan a reflejar la realidad del mercado. Muchas veces solo tenemos la información que nos comparten portales de vivienda, con sus intereses propios, y aparte es difícil calcular lo que se está pagando por habitación en estos momentos en ciudades tensionadas como Barcelona o Madrid.
Cada persona parece tener la supuesta solución a este problema. Hoy venimos a contaros una idea para protestar sobre esta situación y forzar una legislación que favorezca a los que están más desprotegidos. Spoiler: en España, ya se hizo en 1931. Pues bien, lo que proponen desde el Sindicato de Inquilinas (Sindicat de Llogateres), es una huelga de alquileres. ¿Cómo? Sí, sí, dejar de pagar masivamente a los propietarios para protestar por la situación crítica del alquiler.
Así lo explicaba, por ejemplo, Carme Arcarazo, portavoz del Sindicato de Inquilinas en una entrevista en el medio elCrític: “Se tiene que caminar hacia una huelga del alquiler en Cataluña”. Dejar de pagar el alquiler en masa para poder negociar políticas que pongan límites a la especulación.
Arcarazo cuenta que por ejemplo, a corto plazo, podrían conseguir que todos los pisos de un “gran fondo buitre”, es decir, de una gran empresa o un banco que especula con la vivienda, se pongan en huelga. Lo que pondría a estas empresas en situación de negociación. Ya pasó durante la emergencia del Covid-19, cuando muchas personas no podían pagar el alquiler, pero el nuevo horizonte que propone esta idea es la de una huelga masiva, de miles y miles de personas, que despierte la protesta y la indignación por la situación que muchxs jóvenes y familias están viviendo.
Ya pasó en 1931
Podría parecernos algo descabellado, pero esta idea ya se aplicó ni más ni menos que en 1931, en Barcelona.
Ese verano, unos 90.000 barceloneses decidieron dejar de pagar el alquiler. ¿Te imaginas que toda esa cantidad de jóvenes nos organizáramos para algo así? Entonces, lideradas por el sindicato CNT, muchxs trabajadorxs que habían llegado a la capital catalana para trabajar en la Exposición Universal, se plantaron.
Habían llegado a Barcelona con la promesa de un trabajo, pero la Gran Depresión afectó a sus empleos y ya no podían pagar sus rentas, que estaban alcanzando precios desproporcionados en comparación a los sueldos. Como explican en eldiario.es, “la huelga se zanjó a principios de 1932, gracias a un pacto con los pequeños propietarios para la rebaja de precios de los alquileres”.