Conseguir alquilar un sitio para dormir, ya sea una habitación o un piso entero, se está convirtiendo en un auténtico infierno. Con el aumento desproporcionado de los pisos, la llegada de expats con salarios más altos (y más competitivos que los españoles a la hora de alquilar) y el gran número de propietarios que deciden pasarse al alquiler turístico, es casi imposible encontrar un sitio donde poder vivir.
Al haber más demanda, las inmobiliarias no solo aprovechan para inflar los precios, sino también para exigir más requisitos. Lo que supone sumar obstáculos en la búsqueda de un piso. Estos requisitos pueden pasar desde pedir el pago ilícito de los honorarios o la, cada vez más habitual, exigencia de un depósito como garantía adicional. Sobre el tema de los honorarios, la recomendación de los Sindicatos de Vivienda es que se paguen para poder acceder al piso, y una vez ya dentro presentarlo ante la justicia. Por ello también es importante guardar todos los papeles que puedan servir de prueba.
Normalmente, a la hora de entrar en un piso se pedía pagar un mes de fianza, así como demostrar tener una nómina suficiente para pagar el alquiler. Ahora se piden dos o tres meses de fianza, pero es que además muchas inmobiliarias llegan a pedir un extracto del estado actual de la cuenta corriente para corroborar que la situación sigue siendo la misma.
Por si eso no fuera suficiente, también se llega a exigir un contrato indefinido que tenga como al menos unos tres meses de antigüedad o más. Vamos, el requisito perfecto para cualquier persona joven que empieza a trabajar. En otros sitios incluso llegan a pedir la vida laboral, teniendo que ser un impreso de la vida laboral certificado por la Seguridad Social. Cualquier parecido con hacer un currículum para encontrar trabajo es pura casualidad.
Todo este proceso, el cual se trata de una situación absolutamente degradante, no se termina con la obtención del piso. A la hora de firmar el contrato, muchos propietarios e inmobiliarias intentar colar cláusulas abusivas, aprovechándose de la diferencia de poder a la hora de negociarlas. Una práctica que puede verse es la de exigir la contratación de un seguro para el “continente”del piso, es decir, pagar el seguro del inmueble mismo cuando eso es obligación del propietario. Lo normal puede ser exigir un seguro para el “continente” del piso por si hay desperfectos o daños, pero no para asegurar la estructura en sí.
Otra práctica a la que se está recurriendo mucho, según denuncia el Sindicat de Llogaters de Barcelona es la reserva del derecho de retener la totalidad de la fianza si no se cumple alguna de las condiciones de retorno de la vivienda. Por ejemplo, si ya no se pintan las paredes del salón del color que se exige en el contrato, puede ser motivo para quedarse con toda la fianza.