En 2019, Greta Thunberg copaba todas las portadas de los periódicos y estaba en todas partes. Su forma de hablar de la crisis climática de una forma abierta y genuina, siendo tan solo una niña, chocó a todo el mundo. Amnistía Internacional le dio a ella y al movimiento Viernes por el Futuro el galardón Embajador/a de Conciencia. Por todos los lados del planeta, salían líderes juveniles a quienes rápidamente los equiparaban con los “Greta Thunberg” de sus países.
Greta no solo aparecía hablando ante las Naciones Unidas de la crisis climática que enfrenta nuestro planeta, sino también de la inequidad en el acceso a las vacunas cuando estalló la covid, y otras injusticias. Escribió tres libros. Era una referente y los medios la perseguían por todos lados buscando una declaración o una foto. Lo petaba.
Con tan solo 16 años, a todos les gustaba esa niña inocente que hablaba de la urgencia climática delante de políticos y en conferencias del clima globalmente. Todo empezó en 2018, cuando ella se plantó en el centro de Estocolmo, cuando quedaban 20 días para las elecciones generales en Suecia. En una huelga escolar por el clima, quiso ponerle voz a una generación que va a tener que lidiar de lleno con las consecuencias del cambio climático.
Pues bien, ¿qué ha pasado para que de repente ya no se escuche hablar casi de Greta? Apenas cuando cumplió 18 años, la activista tuvo que enfrentarse a una intensa campaña de desinformación y desprestigio en redes sociales. Quizá ya no se veía como una niñita tan inocente, pertinente para el “photocall” y ya. Antes de la COP26, en 2021, y con tan solo 18 años cumplidos, empezaron a esparcirse “deepfakes” pornográficas de ella para desprestigiar y silenciar su mensaje. Desde entonces, este tipo de mensajes no han parado.
¿Por qué tanto interés en acallarla? Quizá con la adultez de Greta, la activista también ha madurado su discurso político. Y es que no tiene miedo a hablar de lo que considera que es la causa del cambio climático que vivimos: el sistema capitalista. ¿Es un mensaje ya menos instagrameable, no? Recientemente, Greta ha protagonizado varios encontronazos con la Policía. En febrero, la activista compareció ante un tribunal de Londres, acusada de alterar el orden público tras participar en una manifestación contra empresas de hidrocarburos.
El mensaje de Greta
El pasado 12 de marzo, fue arrestada junto con otros activistas climáticos después de intentar bloquear las entradas principales al parlamento sueco durante el segundo día de protestas contra los efectos del cambio climático en Estocolmo.
Su rebeldía ya le ha traído consecuencias. En julio pasado una corte sueca la condenó por desobedecer a la Policía al bloquear la vía de acceso a una terminal petrolera. Y no solo se dedica al activismo directo en manifestaciones, sino que también ha participado en demandas en contra del Estado sueco por no estar haciendo lo suficiente.
Su mensaje es claro: “Estamos argumentando que el Estado no está realizando suficiente acción climática y con ello está violando nuestros derechos humanos. Porque aunque vivamos en una parte muy privilegiada del mundo, sabemos que si el Estado no revoluciona el sistema económico nos veremos afectados por la crisis climática en el futuro. Y eso es violar nuestros derechos humanos a la vida, a la salud, al bienestar, a la dignidad, al hogar y a la propiedad, por lo que no vimos otra posibilidad que demandarlos”.
“No podemos salvar al mundo obedeciendo las reglas”, dice Greta, algo que claramente no gusta mucho entre algunos políticos.