El turismo masivo en España nos está llevando de cabeza en muchas partes del país. Pero es especialmente crudo en las Baleares. Ver lo que pasa en las islas es como viajar al futuro de lo que puede pasar en otros sitios de España, como es el caso de Ibiza.
En esta isla, famosa por sus playas paradisíacas (aunque cada día menos, por la masificación) y famosa por sus discotecas, ha visto como con los años la llegada de turistas ha ido arrinconando a los locales hasta el punto que hay gente que tienen que vivir en tiendas de campaña y autocaravanas porque no encuentran sitio. Incluso The New York Times se hacía eco de ello en un artículo.
Prácticas abusivas en el precio del alquiler
Durante su visita, los periodistas se encontraron con una realidad distópica y que incluso recuerda a la peli Parásitos: trabajadores esenciales de la isla, como enfermeras, profesores y bomberos, luchan por encontrar un lugar digno donde vivir. La situación es tan crítica que algunos de estos trabajadores se han visto obligados a residir en tiendas de campaña, chabolas o caravanas debido a la inaccesibilidad de los precios de alquiler.
Historias como la de Alicia Bocuñano, una residente de Ibiza que pasó semanas durmiendo en su coche antes de poder comprar una caravana usada, ponen de manifiesto la gravedad del problema. Esta realidad no solo refleja la escasez de viviendas asequibles, sino también las prácticas abusivas en el mercado inmobiliario, donde se exigen depósitos exorbitantes y largos periodos de alquiler por adelantado. Algo que también vemos en ciudades como Barcelona y Madrid.
Además, el artículo destaca cómo la afluencia de turistas adinerados, que ocupan hoteles de lujo y discotecas exclusivas, contrasta drásticamente con la vida de los trabajadores locales, quienes batallan por sobrevivir en su propia tierra. Los alquileres a corto plazo, impulsados por plataformas como Airbnb, han eliminado gran parte de la oferta de viviendas disponibles para los residentes, exacerbando la crisis habitacional en una isla donde el espacio es limitado y las regulaciones de uso del suelo son estrictas.
La publicación de este reportaje en The New York Times es altamente significativa, ya que pone bajo el foco internacional un problema que no solo afecta a Ibiza, sino a muchas otras ciudades y destinos turísticos en España y el mundo. También muestra la violencia económica que representa para los locales de la isla el hecho de no poder vivir en su propia tierra. Porque tanto los turistas como los ricos del norte de Europa que empiezan a comprar casas en la isla están echando de casa a los residentes.