La diverflación y por qué ahora intentas comer de menú

En un contexto de inflación, las personas, además de recortar sus gastos, también reorganizan sus prioridades

Después de la reduflación, que los helados cuesten lo mismo, pero sean más pequeño, llega la diverflación. Sí, otro palabro relacionado con la inflación y que surge de combinar “diversión” con “inflación”. Ya, a nosotros también nos parecía imposible que ambas palabras pudieran coincidir en una misma frase. Imagínete en un concepto. De hecho, seguramente no conozcas la palabra pero ya la estés aplicando.

La diverflación es un fenómeno económico que describe cómo, en tiempos de inflación y crisis económica, los consumidores prefieren gastar su dinero en experiencias y servicios en lugar de en bienes materiales. Es decir, antes que comprarte un bolso de marca prefieres irte a cenar con tus amigos. Ahora bien: también es cierto que ahora puede que intentes quedar para comer entre semana y pillar el menú (que sale más barato que comer a la carta) o bien en lugar de beber de noche sales a hacer el vermut y ya quedas comido también.

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Que de repente se decida priorizar una cosa sobre la otra se explica por diversas razones. Por un lado, donde primero recorta la gente es en la cesta del súper y en las marcas. Si antes comprabas Colacao para tomarte para las mañanas, muy probablemente ahora lo compres de marca blanca. Al final, el resultado no es tan diferente. Ahora bien, las experiencias son otra cosa: la satisfacción que te da tomarte esas birras con tus amigos, aunque ahora sean más caras, no se puede sustituir con nada.

Así mismo también se ha visto mucho como a pesar de que la inflación estaba disparada, la gente seguía saliendo a cenar y de viaje. A pesar de que parezca un comportamiento contradictorio tiene toda la lógica del mundo: después de soportar tanto tiempo de restricciones y preocupaciones, la gente busca recompensarse y disfrutar más de la vida. Según Business Insider, las estadísticas muestran que el gasto en restauración y ocio ha aumentado, mientras que la compra de bienes duraderos como vehículos y muebles ha disminuido.

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El contexto de angustia económica y de incertidumbre financiera de cara al futuro también hace que las personas nos centremos más en el presente e intentemos aprovecharlo. Se impone un “carpe diem” que lo que al final hace es que las personas además de recortar sus gastos, también reorganicen sus prioridades. Dejas de comprar determinada marca, o compras menos ropa para poder garantizar que cuando llegue el verano podrás seguir yendo de viaje.