Alejandro Cencerrado, un físico que ha pasado más de 20 años midiendo su felicidad en un diario, ha obtenido valiosas lecciones sobre la naturaleza de la felicidad y cómo las experiencias diarias la moldean y lo ha explicado en el diario El País.
Desde enero de 2005, Cencerrado registra cada noche una calificación de su felicidad en una escala de 0 a 10, acumulando más de 6,000 entradas. Esta práctica le ha permitido reflexionar profundamente sobre sus emociones y relaciones, llegando a conclusiones que pueden resonar con quienes buscan comprender mejor su propia felicidad.
Una de las lecciones más significativas que ha aprendido es que las personas más cercanas a nosotros pueden ser tanto una fuente de gran alegría como de profundo dolor. Cencerrado observa que en sus días más felices, así como en los más infelices, estaban presentes las personas que más amaba.
Este patrón lo llevó a darse cuenta de que las relaciones intensas suelen venir acompañadas de altos y bajos emocionales. De aquí deriva su reflexión sobre los dos tipos de amor: el apasionado y tumultuoso y el más calmado y estable, optando personalmente por el segundo como una elección más sabia. Todos hemos vivido este dos tipos de amor en algún momento de nuestra vida.
Otra lección importante es la distorsión de la memoria respecto a experiencias pasadas. Sí esto va para ti amigui que siempre piensas que toda vida pasada fue mejor y te quedas atrapada en la nostalgia de “como de feliz era cuando... y ahora meh”. Al revisar sus registros, Cencerrado se dio cuenta de que las emociones extremas, ya sean positivas o negativas, tienden a ser recordadas de manera exagerada.
El diario de Cencerrado también ha funcionado como una herramienta para identificar personas tóxicas en su vida. Al observar patrones en su registro, se dio cuenta de que ciertas personas, aunque parecían amigables en la superficie, lo hacían sentir inseguro o insatisfecho de manera constante
Sin embargo, Cencerrado advierte que mantener un diario no garantiza automáticamente la capacidad de liberarse de situaciones tóxicas. Pese a ser consciente de su infelicidad en un trabajo, no fue capaz de dejarlo hasta que lo despidieron. Seguro que a ti también te ha pasado, especialmente con curros de los que dependes.
La conclusión a la que llega Cencerrado es que la infelicidad es una parte natural e inevitable de la vida. Para tener felicidad y apreciarla de verdad es necesario experimentar el dolor y la tristeza. Así mismo, Cencerrado tampoco ha encontrado ninguna fórmula para evitar otra emociones como el aburrimiento, pues todo forma parte de un conjunto.