La ciencia sabe por qué el calor te pone de mal humor

La culpa es de tu hipotálamo. Y del calor que emana de la piel de tu pareja...

Hola calorcito de verano. Te odio con todas mis fuerzas. Y también a mi pareja. Y a mis colegas. Y a toda la humanidad en realidad. Y todo por tu maldita culpa. ¿Te suena este diálogo interno? Claro que sí: tú también eres de quienes se ponen de muy mala ostia desde principios de julio y hasta mediados de septiembre. Y no es extraño. Como explica la profesora de fisiología Susana P. Gaytan, de la Universidad de Sevilla, para sobrevivir necesitas que tu temperatura corporal se mantenga alrededor de los 37ºC y, cuando resulta difícil porque fuera hay un infierno, tu propio organismo reacciona con una emoción desagradable para que hagas algo para remediarlo. En este caso la rabia.

Pero no solo eso. Tu cuerpo es muy sabio y sabe que cuanto más te muevas más temperatura alcanzará, así que cuando el hipotálamo, región de tu cerebro encargada de regular la temperatura interna, da la señal de alarma, entras en modo cansancio. Es tu organismo pidiéndote de mala manera que te estés quietecitx para no calentarse más. De ahí la pereza que te da moverte hasta casa de unx amigx, moverte a la cocina a por la comida o incluso existir. Y esa pereza te lleva a los sentimientos de letargo, de estancamiento y de aburrimiento, todos ellos estímulos para tu ira acumulada. La vida es una mierda. No me motiva nada. Qué puto asco. Es tu hipotálamo el que habla por ti.

Tu ira tiene mucho el calor que hace

La relación entre calor y enfado es tan estrecha que varios estudios científicos ya la han confirmado. “Sin ir más lejos, en estudios realizados en partidos de fútbol o hockey se ha visto que el calor ambiental aumenta la agresividad en el juego”. La empatía disminuye. Las entradas de amarilla se multiplican. Y eso no es lo peor. En palabras de la propia Gaytan, “asimismo se ha observado cómo se agravan los casos de violencia de género” cuando las temperaturas se intensifican. Aunque aquí el calor es solo un agravante de la situación. La culpa es de una sociedad todavía sexista y de los cabrones que han interiorizado salvajemente su discurso más machista y terrible.

Y luego está la dificultad de las relaciones sociales en situaciones de calor extremo. Piénsalo: tienes un calor horrible, tu mente te sume en la ira para que busques soluciones, tu cuerpo te sume en la pereza, entras en contradicción, detestas el universo, y encima tienes que lidiar con el cuerpo desnudo de tu pareja a tu lado emanando más y más calor. Sí, le quieres una barbaridad, pero en este momento te encantaría que estuviese de vacaciones con sus colegas en algún otro lugar. Sobre todo cuando decide pegar sus piernas a las tuyas. Es la excusa perfecta para que tu mente enfoque el agrio mood hacia alguien. Cariño, en invierno te quiero muchísimo más. Lo mismo digo.