Ir al psicólogo se ha normalizado. Probablemente, esto, y poner la salud mental en el centro, sean una de las primeras victorias de la generación Z. Incluso se ha normalizado tanto que son muchas las personas que comparten en redes o en conversaciones casuales lo que les ha recomendado su terapeuta. Ha pasado de ser un tabú, ha convertirse en un tema de conversación más, incluso en una herramienta para justificar algunas decisiones de manera rotunda.
“No voy a darte explicaciones porque me lo ha recomendado mi psicóloga” o “Quiero cortar esta relación porque me lo ha recomendado mi terapeuta” son algunas de las frases que, en sus distintas variantes, más se repiten hoy en día. O en algún momento la hemos pronunciado o bien hemos oído a alguien explicarlo.
Más allá de la terapia
Esta conducta es una respuesta reflejo a ese miedo social que muchxs hemos sufrido durante años: la incapacidad de poner fin a aquellas relaciones o situaciones que se nos hacen incómodas o desagradables. Lo cierto es que la recomendación de dejar de hablar o ver a alguien que nos hace daño es correcta, pero ante eso surge una pregunta: ¿realmente tiene que ser así de drástico?
A veces no todas las relaciones que se rompen de este modo son relaciones tóxicas. A veces eres tú quién se encuentra con algún colega de hace años diciendo romper la amistad porque sí, sin darte una explicación. Si antes no ibas al psicólogo, puede que después de esto te replantees ir por la rayada que te generará la situación.
Paradójicamente, nos encontramos que en uno de los momentos de la historia, donde más se habla de salud mental y cuidados afectivos, pero en el cual puede que se estén dando situaciones de nula responsabilidad afectiva. Escudarse en lo que diga el psicólogo, como si eso fuera una especie de bula papal para librarnos de las responsabilidades afectivas, nos está llevando a comportamientos más egoístas. O al menos más individualistas.
La terapia psicológica es algo individual y personalizado. Algo que se enfoca en tus necesidades, pero que a veces nos agarramos tanto a ella que puede que nos lleve a ser más egoístas. O a estar tan centrándonos en nosotros mismos que no veamos al resto. Estamos hablando de extremos. Obviamente, está bien ir a terapia y centrarse en unx mismo, pero puede que usar todo lo que diga tu psicólogx como una especia de vía libre para comportarte sin tener en cuenta los sentimientos de los demás, no sea la mejor solución.